Ni colonia ni satélite

By Published On: octubre 13, 2025Categories: blogComentarios desactivados en Ni colonia ni satélite

Si vamos a participar también en la política de las instituciones, o al menos a intentarlo, hemos de tener algo más que propuestas de acción, activismo social y lucha contra las injusticias cotidianas de la gente. Se trata de fijar un plan o proyecto para Canarias. Y ese proyecto pasa, inevitablemente, por romper el papel que históricamente se nos ha asignado: el de territorio obediente, sumiso, dependiente, colonia en lo económico y lo social, satélite en lo político.

Luchar por más y mejores cuotas de autogobierno es el camino, sin miedo a hablar de soberanía, y, ¿por qué no?, algún día también de independencia, si se dieran unas condiciones que por supuesto hoy no se dan. Hablar de todo eso, sí, pero no por algún tipo de idealismo romántico o por adoptar una pose forzada de rebeldía, es lo que toca y lo que nos dicta el sentido común, cuando los mejores datos macroeconómicos de toda la historia de Canarias, con cifras récord en turistas y PIB y unas cuentas públicas entre las más saneadas del Estado, no dan para que la mayoría de nuestra gente pueda vivir con unos mínimos de dignidad y acceso a la vivienda, a la alimentación, a la sanidad, a la educación, a los cuidados o a un medio ambiente mínimamente sostenible.

Es sencillo: el plan ha fracasado, si es que algún día hubo un plan para Canarias que no fuera arrasarlo todo.

No es aceptable que el 1% más rico del Archipiélago concentre casi el 30% de toda la riqueza regional, con el 50% de la población más pobre acumulando apenas el 4,2% de la riqueza total.
Tampoco resulta muy normal que sólo un 30% de los muchos millones de euros que se recaudan anualmente en Canarias por el turismo se queden y repercutan en Canarias, bajando al 20% en el caso del turismo más barato del «todo incluído». Está claro: el modelo económico no funciona, porque no distribuye riqueza ni genera bienestar para la mayoría. Y nuestra sociedad está rota, con el canario ocupando mayoritariamente trabajos mal pagados o subsidios, progresivamente expulsado o emigrado de su tierra.
Y esto ocurre sobre todo por dos razones:

1. Porque somos colonia, y en las colonias las economías están siempre puestas al servicio de lo que interesa a los de fuera. Canarias adolece de unos mínimos de soberanía y autogobierno, algo que es público y notorio. Las decisiones importantes sobre nuestras islas nunca se han tomado aquí, han venido impuestas desde lejos, disfrazadas de acuerdos, subvenciones o leyes estatales que apenas entienden nuestra realidad. Contra esto hay que luchar.

2. Porque no hay organizaciones políticas que entiendan esta realidad y luchen en consecuencia, sólo hay caciques corruptos, medianeros serviles y partidos satélites que en última instancia se deben y se pliegan a lo que importa o interesa a su matriz central con sede en Madrid. Contra esto también hay que luchar.

Si se entiende lo que estamos diciendo se entenderá también que la Asamblea Reivindicativa Canaria (ARCAN) no nace para obedecer (colonia), y tampoco para repetir o calcar otros proyectos políticos ya intentados y fracasados (satélite). Nacemos para romper la dependencia política, económica y mental del pueblo canario que nos condena, parece que a perpetuidad, al atraso y a la sumisión.

Así las cosas, con una marcada diferencia con respecto a los demás partidos, por nuestra esencia activista y horizontal y por nuestra negativa a formar parte de gobiernos, en ARCAN apostamos también por otra forma de hacer política que construye de abajo hacia arriba y no al revés. Y además creemos que hay espacio para desarrollar nuestro trabajo, sin colonia ni satélites, poniendo como ejemplo a Comunidades como Galicia, Euskadi o Cataluña, donde existen partidos soberanistas fuertes, con voz propia y mucha representación, mientras en Canarias, estando cómo estamos a más de mil kilómetros del Europa, con una identidad como pueblo diferenciado inconfundible, nadie se atreve a plantear un discurso soberanista con la gente, la justicia social y el territorio como prioridades, alejado de complejos, reverencias y pleitesías.

Cierto, sabemos que no será fácil, después de tantas décadas de sumisión y sometimiento, pero pocas veces lo bueno resultó sencillo.

Somos la Asamblea Reivindicativa Canaria (ARCAN).
Seguimos, no nos resignamos

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