
A la política como herramienta y fiscalizador
Nada nuevo bajo el sol que estemos poniendo en marcha un nuevo colectivo social. No por casualidad, algunos de nosotros hemos apoyado o impulsado ya otros proyectos reivindicativos en las últimas décadas. Pero hay algo que diferencia esta nueva aventura rebelde de las anteriores: al fin damos el salto a la política activa dentro de las instituciones. Un paso lógico -quizá el último que nos faltaba- cuando hace tiempo ya que a nuestros colectivos sociales los tachan de “politizados”, y por ello nos han vetado o censurado en infinidad de espacios y medios de comunicación.
Aunque todo es política, si ya tenemos la fama, mejor hacerlo sin rodeos. Pero que nadie se equivoque: no vamos a ser un partido al uso, más bien todo lo contrario. La Asamblea Reivindicativa Canaria (ARCAN) surge de la calle, y seguiremos siendo calle aunque pasemos también a competir en la arena de la política de los salones.
Para empezar, no entendemos los partidos como clubes cerrados de gente chachi, a los que hay que entrar, afiliarse, aceptar dogmas y fanatizarse, ni como estructuras verticales donde unos pocos mandan y los demás obedecen en nombre de una ideología pensada antes de que llegaras. En ARCAN concebimos nuestra organización política como una herramienta, y a las herramientas no se entra: se usan para hacer cosas. Así, nuestra esencia es la acción, no el politiqueo, ni el postureo, ni vender motos, somos acción para la gente y al servicio de la gente. Una herramienta disponible para quien la necesite, para las causas justas, para los colectivos que luchan, para los vecinos que no se resignan, para la gente común, esa que nunca es escuchada, para que su voz y sus problemas lleguen a donde se deciden las cosas.
Y por esta misma filosofía, alejados de los focos y de las cámaras nobles, nuestra estructura es abierta, horizontal, asamblearia, sociocrática y participativa. Puedes asociarte, pero también participar sin necesidad de afiliación o muestra de pleitesía a nadie, porque en nuestro proyecto la gente no es espectadora, clientela, forofa o pegacarteles, es parte viva del proceso.
Otra diferencia clave con respecto al resto de partidos es nuestra negativa -recogida incluso en nuestras normas- a ocupar sillones de gobierno en caso de obtener representación. Permaneceremos siempre en la oposición, como fiscalizadores de la acción política, llevando nuestras propuestas concretas y apoyando, cuando corresponda, aquellas iniciativas justas que beneficien al pueblo. Esta particularidad se entiende mejor si se comprende que en ARCAN damos el salto a la política no porque nos atraiga el poder, la fama o el reconocimiento, lo hacemos porque somos conscientes del abismo que separa hoy a las instituciones de los problemas reales de la gente, y de lo blindados que están la mayoría de partidos ante la acción o el descontento ciudadanos.
Con esta realidad sobre la mesa, solo hay dos formas de salvar ese abismo:
-Una, reventando desde la calle nuestras instituciones y nuestro sistema actual mediante una revolución social masiva;
-Y otra, llevando la calle a las instituciones, librando nuestras batallas también desde dentro, usando las herramientas que el propio sistema político nos brinda.
ARCAN elige avanzar por esta segunda vía, sin descartar del todo la primera.
Vamos a la política como herramienta y fiscalizador. Pero seguimos siendo activistas, por eso, nuestro día a día no va a cambiar demasiado: cercanía, atención ciudadana, denuncia, no dejar a nadie atrás, azote a la corrupción y empoderamiento de la gente.
No buscamos poder: buscamos equilibrio, justicia y dignidad.
No queremos mandar: queremos que nadie más abuse de nadie.
La política no es para nosotros un fin, es otro medio por el que seguir luchando por un mundo mejor que este. Una herramienta más, junto a la denuncia, la movilización y la solidaridad.
Somos la Asamblea Reivindicativa Canaria (ARCAN).
Seguimos, no nos resignamos